Horacio Quiroga publicó en 1918 “Cuentos de la selva”. Se dice que fueron escritos para sus hijos y lo primero que sorprende es que en ámbitos tan rudos aflore a veces tanta ternura, basta con detenerse en los diminutivos que aparecen en su prosa. Se le adjudica influencia de Kipling. Quiroga se adelantó mediante sus relatos a los ecologistas y a los defensores de los derechos de los animales. En el caso de “La tortuga gigante” el valor que se destaca es la gratitud. En esta obra acompañan a este cuento: “Las medias de los flamencos”, “El loro pelado”, “La guerra de los yacarés” ,“La gama ciega”, “Historia de dos cachorros de coatí y de dos cachorros de hombre” ,“El caso del Yaberibí” y “La abeja haragana”